lunes, 31 de agosto de 2015

Diario de un chico escrito por un desconocido; Tragedia inesperada

Anoche fue de esas noches en las cuales das muchas vueltas en la cama y no puedes conciliar el sueño. De esos días en los cuales tienes sueños perturbadores. Una pesadilla me sorprendió justo cuando el reloj marcaba las 4 de la madrugada. Un sudor frío se apoderaba de todo mi cuerpo y una gota bajaba por mi cabello. Volví a buscar el sueño y no lo encontré, decidí salir de la cama y estipular que mi día iba a estar mejor. Sin camisa y en pantalones de dormir, fui a preparar un té. Me senté en el sofá con la taza humeando y encendí el televisor. Una imagen de un túnel raquítico y lleno de grafitis acaparo la pantalla, mientras que en la esquina superior izquierda salía una foto de Amalia. Mi cara quedo perpleja y quede más perplejo al leer el pie de la foto. “ULTIMA HORA: Crimen espeluznante en el túnel Amador Torro”. Tome el mando a distancia y subí el volumen para escuchar la noticia. La mujer ancla de algunos 45 años, vestida de chaqueta, pelo negro recogido en una cola de caballo, lentes, bien maquillada y con la mirada fija a la cámara; decía.
-En otras notas, el equipo acaba de llegar a la escena del crimen de uno de los asesinatos más violentos en los últimos meses. Se trata de una joven de algunos veintitrés  años, de nombre Amalia. Se cree que está relacionado con al asesino en serie llamado Mis. El nombre se le atribuye a que sus víctimas son mujeres que rondan el mismo rango de edad y todas son descuartizadas. En la escena del crimen se encontró el arma homicida, se espera que contengan las huellas dactilares del culpable.- con una sonrisa dulce y como si nada hubiera pasado cambio instantáneamente a otra noticia.- En otras notas el famoso actor…
    Apague el televisor y solo en mi mente pasaba la imagen de Amalia. Tan bella, tan dulce, simpática, su piel delicada, su risa sutil, aquella mirada que me dio en el restaurante. << ¡El abogado!>> exclame para mí. Quién sabe si ese tipazo es el culpable. ¿Qué parte jugaría yo? ¿Estaría bien decirle a la policía o pensarían que solo soy un tipo con celos? El móvil me saco de pensamientos, era Hugo. Acababa de ver las noticias porque tampoco podía dormir. Me llamo para decir que vendría a mi apartamento.
     Estuvimos toda la maña tratando sacar conclusiones. Las noticias acaparaban todos los medios. Todos con versiones distintas, pero lo que si concordaban era como la habían asesinado. Antes de decirles como la encontraron, quisiera decirles que me comunique con la policía anónimamente desde un teléfono público de la acera y les comente que Amalia estaba saliendo con un abogado.
    El cuerpo fue encontrado calcinado y sin ropa. Según las pruebas toxicológicas le habían dado un fuerte alucinógeno y la habían llevado al túnel, algunas personas la vieron salir de una discoteca en la madrugada, pero andaba sola y divagaba. Un vagabundo la vio entrar al túnel, pero esta nunca salió, entrevistaron al señor en las noticias y llorando decía que él no había hecho nada, solo vio como el cuerpo ardía y se comunicó inmediatamente con las autoridades. Salieron imágenes del arresto del abogado y yo esperaba con ansias que el fuera el culpable.  
     Yo no podía hacer nada, no sabía cómo sentirme. Fue alguien especial para mí. Mis amigos vinieron a mi piso a ver cómo me encontraba. Madamme Gurty me visito y me hizo una sesión para que me sintiera mejor. Según Andrea, Amalia se encontraba reacia a aceptar su muerte. Gur me dijo que era cuestión de tiempo el que Amalia aceptara su destino. La familia se comunicó conmigo para ver cómo estaba. Ellos no tenían conocimiento de lo que había pasado y me pidieron disculpas. Ya en estos días los estaré recibiendo por tres días en mi piso, para que hagan los transmites para llevarse las cenizas de Amalia y sepultarlas en su tierra natal.


lunes, 24 de agosto de 2015

Diario de un chico escrito por un desconocido; No hay mal que por bien no venga

     No fue nada por lo que me tuve que preocupar. El auto se detuvo justo a tiempo, el espacio que dividía mis piernas del auto apenas eran algunos centímetros. Mi vida se fue en blanco, divague un rato mientras caía en cuenta que estuve a punto de irme del plano físico. La persona, un hombre de algunos 40 años se bajó del auto y dijo algo que no pude entender. Solo me disculpe y fui directamente al hotel, recogí el regalo de Mercedes y subí a la habitación para darme una ducha con agua tibia. Solo pensaba en lo que había hecho para merecer semejante dolor, otra vez. Primero fue Mónica y ahora Amalia. Salí de la ducha y me vestí, vi el móvil y lo primero que pensé fue que necesitaba distraer mi mente; llamé a Hugo.

-¡Hey!- contesto alegre.- ¿Qué es de ti? ¿Estás bien?

-Hey. ¿Tienes planes para hoy?

-Solo en la noche. ¿Por?

-¿Nos podemos encontrar en el bar que está esquina? Necesito distraerme.- confíe que dijera sí.

-Dame unos minutos y allí estaré, pero ¿Estás bien? – me pregunto en un tono de preocupación.
-Te cuanto allí.- y colgué.

    Tome un taxi para que así el tramo fuera más cómodo y solitario. Llegue a mi piso y al abrir un olor a humedad y basura acumulada, abarrotaba el ambiente. Tire todo lo que traía conmigo, agarré un abrigo y cerré instantáneamente la puerta.

    El bar de la esquina tiene por nombre “La Esquinita” era un lugar muy cómodo donde las cervezas de barril eran la especialidad. Al entrar los aromas de los barriles acaparaban el olfato y los colores rojos con el contraste marrón de la madera tratada, que adornaban las paredes, era exquisito. Al fondo del local una tarima servía como exposición artística local los viernes, los jueves eran de comedia y los miércoles eran de lecturas y poesías. Algunos martes la usaban para exposiciones de artes, los lunes era música instrumental, el domingo siempre venia la misma muchacha a tocar y los sábados venían "DJs". Al fondo se encontraba Hugo con un trago en la mano. Me acerque y este se percató que me acercaba.

-¡Gael! ¿Qué te ha sucedido?- me lo dijo con mucho asombro. En ese momento me percate, que tenía que verme fatal.

    Suspire y le dije- Nada bueno.- pedí una cerveza y comencé por contarle todo a Hugo, desde el momento que tuve mi primera cita con Amalia, hasta el momento que por poco muero atropellado. Hugo no podía creer que aquello me hubiera sucedido y quiso ser solidario conmigo. Me invito par de cervezas y se comunicó con los muchachos, para hacer una fiesta de emergencia y todos aceptaron. La hora coordinada; las 9 de la noche.

    Llegue a mi apartamento y esta vez decidí entrar el monstruo apestoso e ir tras él para cazarlo. Anduve tres horas combatiéndolo Para cuando había terminado, el piso estaba reluciente. Me di un duchazo escuchando música muy animada y me vestí muy cómodo. No hacía tanto frío. Opte por unos pantalones mahonés, una camisa corta color blanca, un abrigo de cuero y unas zapatillas deportivas. Cuando bajaba por las escaleras del edificio me topé con Gurty y sus palabras fueron.
-Todo estará bien.- y siguió subiendo las escaleras.

    Ya sospechaba que Andrea, el espíritu, le había comentado la situación. Salí a la acera y todo estaba muy tranquilo. Solo un par de personas transitaban por la misma y unos cuantos coches llevaban a sus habitantes a algún cóctel de quien sabe quién o qué.

    Tarde 20 minutos en llegar al edificio de Felipe y allí todos me recibieron acogedoramente. Lo más que me sorprendió fue ver a Hugo agarrado de manos con Mirna, andaban muy coquetos los dos y ya sospechaba que había surgido lo que tanto ellos querían; ser novios. El piso de Felipe es amplio, me imagino que debe ser porqué está en la zona cara de la ciudad: las paredes son color blanco y tiene una sala muy amplia, una mesa de cristal adorna el centro y justo debajo una alfombra color charol, para llegar a la sala tienes que bajar un escalón. La cocina es muy amplia y consta con su propia barra, el comedor no es tan grande, pero sobre la mesa de cristal cuelga una lámpara negra moderna. El baño tiene una bañera enorme y la loza es color terracota sutil. Tiene dos cuartos y son enormes. El balcón es lo más que me gusta, da a la avenida principal y es muy acogedora. Nos encontrábamos todos en la sala, estábamos esparcidos. Algunos estaban en el sofá o en sillas traídas del comedor y la barra. Otros estaban recostados sobre la pared con una copa de vino y yo me encontraba en el piso, al lado de la chimenea con una copa de vino, contándole mi situación a detalle. Todos quedaron callados cuando termine.

Solamente Esteban comento. -¡Que perra es!

Seguido por Arlan que se expresó diciendo.- Luego nosotros somos los Gilipollas.-

Todos intercambiamos miradas. Mirna alzo la copa y dedicó un brindis.- Brindo porqué a Gael no le vuelva a pasar esto, porque no encuentre otra piltrafa que le haga lo mismo. ¡Salud!

Luego de reírnos un rato todos al unísono repetimos. ¡Salud!

    Elena llegó luego del Brindis, pero aun así se puso al tanto y lo lamento mucho. Ya era medianoche y teníamos los ánimos a mil. Decidimos ir a por nuestros abrigos y salir a tomar en una discoteca que quedaba a unas manzanas de distancia.

     En el local había poca iluminación y la música te cautivaba e invitaba a bailar. Yo me encontraba sentado mientras Diana hacía de las suyas en la pista, Hugo y Mirna iban por tragos, Esteban y Felipe se acariciaban y yo junto a los demás terminábamos nuestros tragos. Ya entrabamos en una zona en la cual todo era risa y diversión. Toco una canción que nos gustaba a todos y espontáneamente fuimos a bailarla en la pista. Baile con Elena muy pegado y al final de la canción no me pude contener y le di un beso. Ella me correspondió y terminamos en mi piso. No me acuerdo mucho que paso luego, pero sé que mientras escribo esto ella prepara café.

Hasta una próxima Lectores.


lunes, 17 de agosto de 2015

Diario de un chico escrito por un desconocido; Lo que faltaba.

Aún no podía creer que allí se encontrara Amalia. No cabía en mi mente pensar que Mercedes había hecho aquella jugada. <<Mercedes no es capaz>> pensé y justamente el mesero me conducía a una mesa diferente.
-Por aquí señor- me dijo Ramón, el mesero, señalando tres mesas más debajo de donde estaba Amalia.
    Me senté y rápido el mesero fue a buscar la carta. No podía creer que Amalia estuviera allí y tan linda que estaba. Un traje azul más abajo de la rodilla con un escote en la espalda, unos tacones negros que hacían juego con un bolso pequeño que se encontraba sobre la mesa, muy maquillada y con el pelo muy arreglado para ser una simple cena. Un olor a perfume frutal se apodero de mi nariz al mismo tiempo que la persona que lo traía puesto, un caballero alto y elegante pasaba por mi lado. Tenía que tener algunos treinta años, llevaba una barba bien cuidada y su pelo, corto. Aquel hombre llevaba un Rollex en su muñeca, un traje gris muy de su talla y una colonia muy cara. Fue directamente a la mesa de Amalia y esta se puso de pie. Le dio un abrazo y un beso apasionado y volvió a acomodarse. Esta vez el hombre quedaba frente a mí y podía ver su rostro perfecto, ojos canela, nariz perfilada, sonrisa muy cuidada. Se me hacía familiar, pero no concebía saber dónde lo había visto antes.
-Vaya premio se buscó Amalia.-tome una copa de vino, cortesía de Mercedes y la vacié al instante. Ya en mi interior se cuajaban los sentimientos e iba captando lo que de verdad sentía por ella.
-¿Desea un aperitivo o sopa? – Ramón era muy simpático (Era su trabajo) un bigote espeso lo hacía lucir mucho más mayor de lo que era.
-No, gracias. Tráigame lo que me dejo Mercedes. Por favor.
-En breve.
     Mis sentimientos de verdad excedían mis expectativas, no sabía que le tenía tanto cariño. Pensaba que sus sentimientos hacia mi eran semejantes. Aquella vez en el bosque me transmitió todo lo contrario, su cuerpo fue mío y el mío de ella. No había transmitido sentimientos así en largo tiempo y ahora que lo hacía me volvían a fallar. Solo quería ir donde se encontraban ellos dos, pero no tenía la fuerza de hacerlo y además ¿Qué sacaría con eso? No soy de esas personas que van por la vida obligando que las personas sientan cosas por ellos. No, yo soy del tipo de persona que si no sientes nada por mí, te puedes retirar y aunque me haga daño se sobrellevarlo. Pero detesto que me hagan creer ilusiones, que me hagan perder el tiempo que tan valioso es para mí.
     Al llegar a este punto no sé por cuantas copas voy y la botella ya casi se vacía, me sirvo otra copa y pido a Ramón una nueva, esta va por mi cuenta. Que Mercedes se vaya al carajo. Por culpa de ella es que me siento así, si ella no me hubiera reservado esta cena seguiría bien. Ahora me siento una basura, pensando que Amalia solo me utilizo y la odio más y más. Quiero ir allí y que vea mi rostro, vea mis ojos y se sienta peor por hacerme creer algo.
     Ya la segunda botella iba por la mitad y el regalo de Mercedes, una caja de líneas negras y roja estaba frente  a mí. Al abrir el regalo me lleve la sorpresa de que era una cámara nueva, inclusive había salido al mercado hace unas semanas. Fue un gran detalle. La volví a guardar en la caja y vacié otra copa y decidí ir a tomar aire fresco. Deje el regalo sobre la mesa y le indique a Ramón que lo dejara en la recepción, que pasaría mañana por el mismo.  Al ponerme de pie el mundo daba giros y me llevo algunos segundo adaptarme al entorno. Tome la botella de vino y al pasar por la mesa de Amalia me deje sentir. Ella se reía a carcajadas y aguantaba la mano del abogado. Al verme, su rostro palideció, se ahogó con la risa y rápido soltó el brazo del susodicho. Era como si hubiera visto un fantasma, en mi cara se dibujó una cara de satisfacción y luego de desearle bonita noche. Escuche a mis espaldas como Amalia me decía.
-Lo siento mucho Gael, no fue mi intención. Eres un gran amigo.
<<Un gran puto amigo. >> La mire, alce mi mano  y solo le sonreí diciéndole.- no te preocupes, entiendo.- Salí del restaurante dando tumbos y los deje atrás. Amalia hizo el intento de seguirme, pero la detuve diciéndole que todo estaba bien, que subiría a mi habitación.
    Ella se lo creyó, salí del hotel a tomar aire y divague por las calles tomando lo que quedaba del vino. La termine y entre a una licorería, compre un Gin Tonic y llegue a un parque. Un árbol recibió mi vómito, me limpie con la manga del gabán y seguí tomando. Fui a parar a otro árbol, en el piso sentado reflexione todo lo que había sucedido. Desde mi ex, mis aventuras y Amalia. Pensé que era hora de volver a casa, de dejar de mentir ir con mi familia, ser aquel Gael que todos querían. Dejarme llevar por toda la sociedad y dejar a tras mi sueño. Pensé en que ya era hora de hacer eso o escapar de este mundo. Tampoco sería la primera vez que lo haría, cuando adolescente estuve recluido en una clínica por algunos meses y antes de venir al extranjero paso lo mismo. Estando acá también lo intente, pero nadie se percató. Veo que mi mundo se apaga y al abrir los ojos una luz me ciega por completo, me siento devastado.

     El día me sorprendió en el parque, tal si fuera un vagabundo, con la ropa de la noche anterior y los recuerdos amargos de Amalia. Chequeo el móvil y veo algunos mensajes de Amalia, los cuales ignoro por ahora. Me pongo de pies y sigo caminando, al cruzar la calle no me percato y un carro toca su claxon, el mundo se apaga mientras un colmenar de imágenes pasa por mi mente...

INICIATIVA: “BLOGUEROS CRECIENDO JUNTOS”

Iniciativa: Blogueros creciendo juntos
Hola a todos, la entrada que les traigo hoy es acerca de una nueva iniciativa en la que vamos a participar varios blogueros de literatura en general. La idea es fortalecer y apoyarnos entre todos para que nuestros blogs puedan crecer juntos.  Esta iniciativa es similar a la de “Seamos seguidores”, en esta ocasión nos apoyaremos y comunicaremos vía WhatsApp, para hacer la idea más entretenida y podamos tener una mejor comunicación entre todos.  Por este medio podremos darnos consejos y apoyo para ayudar a disipar dudas e inquietudes y al mismo tiempo ir fortaleciendo blogs que posiblemente no han recibido mucho apoyo, que son nuevos en Blogger o que simplemente quieren que su blog crezca.

La dinámica es muy sencilla, quienes quieran participar y formar parte del grupo de WhatsApp y de la iniciativa, deben dejar un comentario en esta entrada, diciendo que quieren participar, seguir mi blog y dejar el enlace al blog que va a participar para que yo pueda seguirlo también. Deben dejar sus números telefónicos, (puede ser en un mismo comentario, pero preferiblemente que sea de forma privada, para evitar posibles inconvenientes o problemas). También es importante que cada miembro del grupo cuelgue esta misma entrada en su blog, para que otros blogueros la puedan ver (de igual forma compartir la imagen en sus redes sociales y dejarla como banner en el inicio del blog). Y uno de los puntos más importantes es que quienes formen parte del grupo, deben seguir a todos los miembros de él.

Los que deseen formar parte de esta iniciativa, son bienvenidos. Recuerda compartir esta información.

Blogs participantes actualmente:

ilovelibros.blogspot.com
amorhacialoslibrosydemas.blogspot.com
sumergidosenloslibros.blogspot.com
cafeyliteraturasiempre.blogspot.com
hablemosliteractivos.blogspot.com
leerliandola.blogspot.com
bookbluer.blogspot.com
letrasverdeconcafe.blogspot.com
Saludos a todos.

lunes, 10 de agosto de 2015

Diario de un chico escrito por un desconocido; Detalles de Mercedes

    Los campos volaban haciendo que aquel verde desaparecía y aparecía ante mis ojos. Todos los paisajes se concentraban en uno solo y a una velocidad aproximada de 90 mph viajaba aquel tren de carga y pasajeros para poder percibir el exterior. Amalia, a mi lado, había estado concentrada en un libro que  estuvo leyendo todo el tiempo que permanecimos en el pueblo. La mire tan entusiasmada por la historia que no quise molestarle y volví la vista al paisaje. De un instante a otro todo se transformó en negro y las luces, rápido, remplazaron la ausencia de luz. Amalia cerró el libro y acercándose a mí colocó su cabeza sobre mi hombro, la rodee con mi brazo y mis manos fueron a posarse en sus costillas. Sin malicia alguna dibuje círculos sobre su camisa y con toques sutiles deslice mis dedos hasta que llegaron a sus rizos y allí hicieron de las suyas. Se quedó profundamente dormida, escuchaba su respiración tranquila; me gustaba tenerla así. Los paisajes volvieron espontáneamente, pero esta vez ya no eran arboles sino costa. Podía ver todo el océano, veía olas que bañaban aquellos acantilados, veleros de distintos colores que se paseaban bajo aquel sol que azotaba sin clemencia. Cerré los ojos y en un instante un silbido me despertó; habíamos llegado.
    En el andén nadie nos recibió, como imaginábamos. Pedí un taxi que nos llevaría a nuestros respectivos pisos, primero dejaría a Amalia y luego por último a mí. De camino al piso le agradecí por el fin de semana tan espectacular que me había dado, me había obsequiado inconscientemente muchas experiencias que llevaría conmigo y tranquilamente le exprese que su compañía siempre era agradable. El camino no me dio para hablarle de todo lo agradecido que estaba. Se despidió con un fuerte abrazo y le di un beso en la mejilla. El chófer partió conmigo adentro y  desde lejos le decía adiós a la chica de rizos. El móvil aviso la entrada de una llamada y sin ver quien acudía a mí, conteste.
-¿Que paso?
Una voz débil con tono coqueto, respondió.- Cariño ¿Qué haces?
Era Mercedes que aparecía luego de estar tanto tiempo desconectados uno del otro. Le explique que estaba llegando de un viaje y que estaba cansado.
-Quería verte, tengo ganas ti. ¿Podremos?
-Mercedes hoy no, estoy cansado. Solo necesito una ducha y acostarme a dormir.
-Pero dale, aunque sea un rato. Quiero verte, tengo algo para ti.
-Merce…
-Ya sabes dónde estoy. Te espero llega rápido que no esperare toda la vida.
-Está bien, estoy a dos cuadras. ¿La misma habitación?
-La misma, ya en recepción saben que llegarás y te darán lo que ordene.
-Hablamos en un rato.- Colgué y le explique al taxista mi nueva dirección.
    En menos de 10 minutos estuve en la recepción preguntando por la orden de Mercedes y la recepcionista me extendió un bolsito azul con dos copas junto con una botella de Vino. Llegue al ascensor y abrí el bolso. Una notita leía “Ponte lo que te compre y cuando vayas al cuarto procura no ver nada.”  Fui a un baño y abrí nuevamente el bolso, lo que había adentro era una camisa azul con líneas blanca de diseñador, un perfume cítrico y un paño negro. Volví al ascensor y llegue frente a la puerta de la habitación.
 La voz de Mercedes traspaso la puerta y la escuche decir. -¿Tienes la venda sobre los ojos?
Ya me estaba colocando la venda y se lo deje saber.
-Tienes que seguir mis instrucciones y solo las mías.  
    Desde ese momento tuve 4 sentidos y se intensificaron. Escuche cuando se abrió la puerta y Mercedes introdujo mis paquetes a la habitación, luego tomo la botella de vino con las dos copas y por último sostuvo mi mano y entramos al cuarto. Un aire caliente, lleno de aromas exquisitos traspaso mis sentidos y me hizo imaginar que estaba en medio de algún bosque cerca de la playa. Mercedes paso por mi lado y se detuvo a mis espaldas, sentí sus delicadas y frías manos pasar por mi pecho y sus delicados labios besaron mi nuca. Mi cuerpo flaqueo y estuve a punto de arrancarme la venda. Pero escuche un “SHSHSH, tranquilo que solo es el comienzo.” cerca de mi oído y eso me extasió aún más. Beso mi cuello hasta pararse frente a mí y llegar a mis labios. Ya iba calentando mis ánimos  y la comencé a tocar en la penumbra de mi mundo. Al aproximar mis manos, a ella, me percate que no traía nada y sus pezones estallaban.
-Bingo- la escuché decir más coqueta que nunca, mientras besaba mis labios tocaba mí el bulto que se había formado de toda aquellas experiencias extrasensoriales. Desabotono la camisa, y luego desabrocho el pantalón, me despojó de casi todo, solo me dejo los calcetines porqué ya conocía mis manías. Recorrió todo mi cuerpo con sus labios y mi imaginación estallaba pintando el escenario perfecto.
- subiré la música si no te molesta.- Mercedes se escuchaba extasiada también.
-Para nada molesta si sigues como vas.

    De un momento a otro la música aumento su tonalidad y una melodía movida sonó. No sé cómo, pero me beso en un punto donde mis ánimos se caldearon y llegó de la nada una sensación más fuerte que yo, todo mi cuerpo se volvió sensible; aquello me gustaba. En una movida arriesgada, pase mis brazos debajo de las axilas y la abrase, instantáneamente la vire quedando ella abajo y yo arriba. La bestia sexual se descabrito en mí y la hice mía como nunca hubiera hecho a nadie. Su sexo estaba empapado y al introducirme la humedad consumió todo lo que tenía para ella. Seguía en penumbra y eso era lo que más me excitaba, solo escuchaba sus gemidos, su respiración agravándose y pidiendo más. La imaginaba aferrada a las sabanas con sus uñas pintadas de un rojo intenso y su pelo revuelto en aquella almohada desprendiendo aromas y jugos. Al llegar al orgasmo fue tal la excitación que los dos llegamos al mismo tiempo y estallamos. A través de mi banda se exhibían un millón de imágenes hermosas, con tonalidades intensas y se iba agravando. Quede exhausto y me tendí a su lado besándola delicadamente y riéndome de aquella experiencia única. A mis 23 años jamás había tenido semejante orgasmo. No me percate y quede sumido en un sueño profundo, perdí la cuenta del tiempo y al despertarme ya el sol se despedía. Había dormido 15 horas y a mi lado, la cama estaba vacía. Solo una nota leía “Tienes dos días pagos en la habitación. Hay algo en el armario y en el salón comedor te espera otra sorpresa. Disculpa que tuve que irme sin avisarte. Pero te veías tan chulo durmiendo que no quise molestar. Te Aprecia; Mercedes.” Me dirigí al armario y allí adentro un gabán negro de mi talla; me esperaba. Me duche y baje al comedor. Entre todo aquel bullicio el mesero me señalo la mesa donde estaba Amalia esperándome…

lunes, 3 de agosto de 2015

Diario de un chico escrito por un desconocido; Naturaleza extraña. Día 3

     El amanecer se apresuró y bañaba todo el lugar con su luz, haciendo que todo tuviera un resplandor mágico, ayuda del roció. La segunda planta de la casa se iluminaba y con ella llegaba, desde la granja, el sonido de los animales. Desde la colina se apreciaba el bosque y el riachuelo. A mis espaldas se apreciaba una pequeña porción de casas unidas por un camino en tierra y de estructura semejante a la de Amalia. En la falda de la colina pastaban algunas vacas, junto algunos caballos. Al fondo y muy al fondo un jinete sobre un enorme ejemplar negro, dirigía un rebaño de ovejas y yo desde la colina podía ver como el mundo despertaba luego de un reposo. Los insectos nocturnos silenciaron su canto y los matinales hacían el repertorio de su jornada.
    Pasaron algunos minutos de tranquilidad yo recostado sobre el tronco, mirando al horizonte, viendo como las estrellas se opacaban. Sentí la presencia de un ser. Era Amalia quien llegaba con su pijama y con dos tazas de café, recién hecho. Ella, con su estilo mañanero dejaba ver lo hermosa que era. Aquellos rizos canela y sus labios carnosos y rosados, lo eran todo.
-Con que ya descubriste mi rincón.- Un beso en la mejilla fue lo que recibí junto a una taza de café caliente.
-Es hermoso, no tengo palabras.- mirando la taza de café le di las gracias.
-No hay de que.- Y se sentó a mi lado para apreciar aquel pintoresco paisaje.
    Hubo unos minutos de silencio. Por el rabillo del ojo podía ver que ella me observaba. Una vez yo viraba mi cabeza, ella escrutaba el horizonte como si no sintiera mi presencia. Así estuvimos por unos buenos minutos, hasta que por fin nuestras miradas se conectaron. Los segundos parecieron minutos y su mirada penetraba en mí ser y calentaba mi cuerpo. Quizás estoy siendo un poco melodramático y quizás era el café que espantaba al frió, pero aquella mirada despertó algo más grande de lo que pudiera expresar en palabras. Su mirada lo era todo, sentía como me sonreía con la misma y como yo entraba en su ser apreciando todas las cosas hermosas que tenía. No surgieron palabras solo un delicado beso basto para saber que ese momento nos había hecho sentir lo mismo. Los dos mirando el horizonte no nos dirigíamos palabra. Yo por mi parte maquinaba en todo lo que hasta ahora había sido el fin de semana tan esplendido que había tenido. Amalia solo sonreía como una niña que ha recibido buenas calificaciones y sabrá que la premiaran justo al llegar a casa. Solo aquel momento podía ser interrumpido por algo. Si, por la llamada de Mariel desde la casa, que nos llamaba para el desayuno. Al bajar por la colina Amalia me empujo y cuando justo me destinaba a caer aguante el brazo de esta y los dos bajamos rodando a carcajadas por la colina. Era feliz en esos momentos.
    En el desayuno no transcurrió nada fuera de lugar, solo algunas risas y uno que otro cruce de miradas coquetas. Terminado el desayuno, partimos a ducharnos cada quien por su lado. Una hora después nos encontrábamos en medio del espeso bosque creyéndonos niños jugando a ser exploradores. Aquel bosque lleno de vida hacía de morada a un ecosistema perfecto. Había lugares donde la luz solar nunca llegaba y los insectos que habitaban esas regiones; mariposas, luciérnagas, grillos y anfibios, expulsaban unas luces fluorescentes, cada una de diversos colores. Algunas mariposas tenían colores azules y rosas y los grillos expulsaban colores rojos al chillar. Llegamos a un claro circular donde pastaban algunos venados que al vernos no sintieron miedo y nos acompañaron. Nos acostamos en medio de aquel claro y en el silencio, podía escuchar aquellos insectos, podía escuchar como los chirriaban. Escuchaba a las aves entonaban su trinar, como las serpientes serpenteaban tranquilas y muchos otros sonidos, como el del riachuelo y el sonido que producía la respiración de los venados. Estuvimos meditando con el solo sonido que nos brindaba aquel entorno. Pasamos por el riachuelo, sus aguas transparente servían de espejo al sol y hacía de hogar para un sin número de peces. Llegamos a un charco enorme que lo llamaban “La cueva”. Era una cascada que salía expulsada de la boca de un sistema de cavernas. Allí era donde el río dejaba de ser subterráneo y caía perfectamente sobre una peña enorme. La entrada de la cueva estaba decorada con unos dientes filosos; estalagmitas. Al internarse en la cascada te topabas con dos cuevas más, en ellas habitaban una especie de musgo fluorescente junto a unas rocas azules. Los rayos del sol solo tocaban el interior en la tarde. No habíamos llevado ropa impermeable así que decidimos tirarnos en ropa interior. Allí nos rodeaba solo la naturaleza y era tanta la tranquilidad que no había cabida para pensar en cohibirse. Nos sumergimos en el agua cristalina y nuestros cuerpos vibraban de energía, tanto así que nos atraíamos como polos opuestos. Allí en aquella región del infinito mundo donde aún no llegaba la mano del hombre, nos entregamos y nuestros cuerpos expulsaron todas las energías que habíamos retenido.

    Llegamos para la hora de la cena, todos empapados. Luego de la cena tome un baño y con una botella de vino volví al lugar donde me encontraba la mañana esta vez era yo, el vino, las estrellas y el árbol.

sábado, 1 de agosto de 2015

Diario de un chico escrito por un desconocido; Festival. Día 2

    Desperté y el cuarto se alumbraba asquerosamente con la bella luz del sol matinal. Allí, frente a mi cama, se encontraba la chimenea, que aún luchaba por arder. Las cortinas habían sido despejadas y unas  partículas diminutas realizaban una coreografía. Eran las mismas finas partículas que cuando niño intentaba alcanzar todos los sábados al amanecer y siempre las imaginaba como danzantes místicos que solo yo podía verlos (Cuando la realidad es que solo son pequeños fragmentos de polvo). Siempre eran los sábados, aquellos días en los cuales me despertaba temprano y los amaneceres se me hacían, aunque aún se me hacen, muy típicos. Igual que los atardeceres de los domingos. Me despoje de las sabanas color cobre y fui al baño a desperezarme. Me acerque al espejo y vi que mi reflejo se veía algo más tranquilo que otras veces, volví al cuarto y  me acerque a la mesa donde estaba la portátil y mis lentes, justo al lado de mi cámara. La habitación tenía un balcón con vista a la parte trasera de la casa, así pude ver el árbol y en la falda de la colina se encontraba Amalia junto a su hermano y los seis cachorros. Aquella escena fue propicia para fotografiarla y así lo hice. Amalia, con su pijama, rodaba por aquel prado y su hermano la seguía. Ella me vio y al instante adquirió una apariencia más seria. Se despojó de la suciedad con un rápido movimiento y  me grito, desde abajo, que bajará a desayunar.
     En el centro de la mesa me esperaban algunas frutas y Mariel se paseaba con una bata por la casa. Venia de la sala, donde se encontraba Radames leyendo el periódico, con la cafetera en  la mano. Mariel me observó y rápido me abrazo.
-Aquí se creen que estudie para ser mesera, pero olvídalo. Dime  ¿Qué tal pasaste la noche? ¿Qué quieres desayunar?- poniendo a hacer más café en la estufa y secándose las manos en la bata.
-Ehh, no sé. Lo que haya, me conformo con café y frutas.- Tomé asiento mientras Amalia entraba con su hermano. Me saludaron y se sentaron en la mesa junto a mí.
-Ok. Qué tal si te preparo un revoltillo, tomas café y también puedo hacerte jugo de lo que desees, y de postre te preparo una ensalada de frutas. ¿Te apetece?
- Suena exquisito.
Por su parte Amalia y Miguel dijeron al unísono. -¿Por qué nunca nos preguntas que queremos de comer?
Mariel les replico que no eran visita. Por su parte Amalia me puso al tanto de lo que haríamos durante el día.
     Luego del desayuno, todos partimos a cambiarnos de ropa. Yo opte por unos pantalones cortos color caqui en conjunto con una camisa roja y unos mocasines de un tono semejante al pantalón, me equipe con mi cámara y salí al ataque. Amalia por su parte quiso llevar un traje corto de color violeta y su cabello lo llevaba amarrado. Mariel se vistió con un traje de estampados de hojas y llevaba un sombrero. Me percate que Radames y Miguel casi siempre se vestían semejantes. Los dos llevaban un pantalón corto color negro, una camisa manga corta color blanco y unos zapatos del mismo color que su pantalón.
    Un verde refrescante se extendía por aquella pradera inmensa y se mezclaba con los carros, personas y una que otra carpa. Una brisa primaveral azotaba mi rostro y revolcaba el pelo. En medio del prado un inmenso árbol acaparaba la atención y gritaba para que lo vieras << Mira lo hermoso, grande y fuerte que soy. >> Aquel monstruo fácilmente podía medir seis jirafas de alto, una encima de la otra; con su cuello extendido. Y de ancho algunos cuatro elefantes pegados. Era aparatoso y fuera de lugar. Muchas rocas salían expulsadas del suelo y algunas tenían musgos encima de ellas, otras se veían impecables. En aquel lugar, según Mariel, se encontraba el yacimiento de los primeros habitantes de la región. Aquellos habían sembrado el árbol y lo habían bautizado como Caroch que para ellos era “él que lo ve y siente todo.” Para muchas tribus antiguas los árboles eran sinónimo de sabiduría y en la del pueblo de Mónica no podía faltar.
     Bajo el árbol habían colocado una tarima donde se presentaban los espectáculos artísticos. En ese momento, sobre la tarima, se encontraban tres jóvenes; dos chicos y una chica. El pianista con algunos 20 años y una espesa barba roja con una voz muy agradable, el guitarrista de algunos 25 años no llevaba barba, solo unos espejuelos con un marco negro y tocaba los acordes perfectamente. La chica parecía sacada de un lugar mítico, tenía el pelo corto, una piel delicada y tocaba el violín tan sutilmente que te hechizaba con su sonido. Todos eran buenos músicos y sus voces los complementaban. Las personas se sentaban en el piso y nosotros, Amalia su familia y yo, no fuimos la excepción. Allí en el suelo, bajo la sombra del árbol, la brisa fresca que se colaba, el público a nuestro alrededor, las bebidas y el espectáculo que se suscitaba, todo era mágico y transpiraba una tranquilidad sinigual.

    Paseamos por las áreas de juegos y allí, en un simulador del viejo Oeste, gane una Amatista y me disponía a ganar otra vez para obsequiarle mi premio a Amalia. Pero antes de ganar esta lo hizo y se ganó un cuarzo rosado. La feria primaveral resaltaba el lado espiritual del pueblo, era una región muy conservadora y comprometida con el ambiente. Donde quiera que observaras todo te transmitía alegría. Le pregunte a Amalia como había sido capaz de dejar un lugar tan perfecto como aquel. Ella me contesto que todo lo hacía por su bien, quería superarse como persona y que lo más probable era que volvería cuando culminara los estudios. En otras áreas vimos bonsáis extraños y plantas exóticas. Una especie de telaraña llamo mi atención, era en forma de pentágono y tenía una amplia gama de colores. La curiosidad me invadió y le pregunte al vendedor, que gentilmente me explico que aquella telaraña era natural, era tejida por la misma araña y los colores que se veían era solo un efecto de la luz solar. Muchas personas contaban que el color que más influenciaba en la telaraña reflejaba el animo, otra función del artefacto era atrapar las malas vibras y hacerlas presa de la araña. Otro objeto fue un lente que captaba el Aura de las personas que luego de debatir en mi interior, termine comprándolo. La feria estaba llena de objetos excéntricos y muy curiosos. Acabado el espectáculo musical, nos trasladamos a un área en arena y donde se encontraba una enorme fogata. Tomamos asiento y como a eso de las 9:30 de la noche comenzó el espectáculo. Tres muchachos sacaron tambores, algunos sacaron guitarras y los demás los acompañábamos cantando. NO deje pasar la oportunidad de captar aquella actividad y saque mi cámara. De lo que saliera de esa noche enviaria algunas a una galería y otras las enviaría a revistas reconocidas. La noche siguió alegre hasta aproximadamente las 2:00 de la mañana, cuando la fogata se extinguió y el festival se daba por terminado.

    Son las 5:30 de la mañana y desde aquí, frente a la computadora, puedo apreciar como la colina del árbol se ilumina y me tienta a ir. Me prepararé una taza de café y así como estoy en pijama, camisilla y descalzo pretendo tumbarme bajo el árbol para ver el amanecer desde allí. No sin antes llevarme mi cámara fotográfica y despedirme de ustedes. Luego les contare que tal mi día. Hasta la próxima Amigos.